El pasado sábado 22 estuve con unos amigos del premio extraordinario en el edificio Prisa de la Gran Vía. Fuimos allí al programa de radio en directo Carrusel Deportivo. Durante las seis horas de programa me entretuve a pesar de que no me guste el deporte. Se me pasaron las horas volando viendo como es el ritmo de la radio en el aire, las llamadas, las cuñas publicitarias, los técnicos de sonido introduciendo ráfagas y demás efectos de sonido; me entretuvo el silencio bien atemperado por los locutores, el humor y el buen rollo. Y realmente encontré un buen lugar en el que dedicarme profesionalmente, en el que suplir la alienación a la que estamos todos condenados sin necesidad de sacrificar mi plusvalía (en mi caso, mi dimensión artística).
Todo gira en torno a la voz. En radio, no hay ningún elemento más. La voz del locutor crea la imagen que, en contra de la televisión, no existe como tal en el medio radiofónico. No hay nada que hacer en la actualidad con la competencia y eficacia informativa que ofrece el medio televisivo, pero la radio te hace estar vivo, involucrarte en la información, mantenerte más atento, y no sentarte como un zombie a ver las imágenes que un redactor decide ponerte. Lo digo tanto como oyente como comunicador. La voz es más libre en radio, y no está atada más que a la veracidad. Aún así, nuestra generación apenas escuchamos la radio (y me incluyo).
Me di cuenta de que existe un terreno sin cultivar en radio: la ficción. Sé que no tendría mucho éxito, pero se podrían copiar muchas técnicas narrativas del cine postmoderno (como las técnicas de Haneke o Lars Von Trier) y crear un serial más surrealista y abstracto a lo Twin Peaks.
Os pongo un video del programa (no del día en el que estuve yo, porque no lo he encontrado, sino del día que presentaron un disco) para que veais los presentadores y el estudio tan lujoso.
Todo gira en torno a la voz. En radio, no hay ningún elemento más. La voz del locutor crea la imagen que, en contra de la televisión, no existe como tal en el medio radiofónico. No hay nada que hacer en la actualidad con la competencia y eficacia informativa que ofrece el medio televisivo, pero la radio te hace estar vivo, involucrarte en la información, mantenerte más atento, y no sentarte como un zombie a ver las imágenes que un redactor decide ponerte. Lo digo tanto como oyente como comunicador. La voz es más libre en radio, y no está atada más que a la veracidad. Aún así, nuestra generación apenas escuchamos la radio (y me incluyo).
Me di cuenta de que existe un terreno sin cultivar en radio: la ficción. Sé que no tendría mucho éxito, pero se podrían copiar muchas técnicas narrativas del cine postmoderno (como las técnicas de Haneke o Lars Von Trier) y crear un serial más surrealista y abstracto a lo Twin Peaks.Os pongo un video del programa (no del día en el que estuve yo, porque no lo he encontrado, sino del día que presentaron un disco) para que veais los presentadores y el estudio tan lujoso.
Por cierto, esa noche cuando el programa acabó, a las 0.00 entraba a grabar Iker Giménez, y le vi en la sala de redacción, con su mujer.
Por lo demás, nada interesante. Fer, he visto estos días un cómic basado en El Ladrón de Días de Clive Barker, pero por lo poco que leí en la Casa del Libro, es una adaptación un poco mala. Te dejo aquí una imagen:
Hablando de cómics, estoy leyendo uno que es una obra maestra: From Hell. Yo creo que supera con creces a Watchmen. A mí me está gustando más, y ya sabéis que Watchmen es mi cómic favorito.
En fin, eso es todo, ya no tengo ganas de escribir más. Cada vez me cuesta más hacer las cosas, ni siquiera logro vencer la pereza para quedar con Lázaro. No me apetece nada, no me gusta ya nada, he perdido el interés por todo. A veces me asusto de mi desidia, y no soy capaz de sacudirme emocionalemente como antes, cuando era más joven. Pocas cosas me alegran el día: un cielo gris aletargado, una hoja ocre que se me posa suavemente en el hombre, mecida por el viento; un rostro bonito que me mire casualmente, una película que me entretenga tanto como para terminarla. O una asignatura en la que realmente me encuentre satisfecho, y en la que vea que aproveche mi creatividad. Excepto Fotoperiodismo (en el que ya os contaré mi proyecto final en una entrada más adelante y subiré fotos), las demás no son más que tablas de ejercicios literales para salir al mundo exterior. No son más que caparazones para tener que desehchar cuando salgamos a un mundo cruel que nos va a desnudar sin miramientos.
Y luego me siento culpable por sentirme tan desdichado, si cuando veo los periódicos o algunos documentales protesta, sé que tengo mucha suerte y que soy muy afortunado de vivir como vivo. Pero me queda ese último sabor de boca un tanto extraño, fuera de guión, esa sensación de vivir de prestado, o como combustible para alimentar una bestia de infinitas cabezas. A veces me veo como una oveja de la que se obtienen diversas materias primas. Una especie de animal caprichoso que en ocasiones levanta la vista por encima del rebaño, ve la realidad, se asusta, y vuelve a agacharla.
Un saludo. Pronto nos veremos (ya tengo ganas de cambiar de aires, aunque sean los aires nevados de León)
Y luego me siento culpable por sentirme tan desdichado, si cuando veo los periódicos o algunos documentales protesta, sé que tengo mucha suerte y que soy muy afortunado de vivir como vivo. Pero me queda ese último sabor de boca un tanto extraño, fuera de guión, esa sensación de vivir de prestado, o como combustible para alimentar una bestia de infinitas cabezas. A veces me veo como una oveja de la que se obtienen diversas materias primas. Una especie de animal caprichoso que en ocasiones levanta la vista por encima del rebaño, ve la realidad, se asusta, y vuelve a agacharla.
Un saludo. Pronto nos veremos (ya tengo ganas de cambiar de aires, aunque sean los aires nevados de León)
