
[Atención a la letra]
Además, el escritor, muy arduamente, establecía un símil entre el número de conexiones posibles entre las neuronas (más de 10 elevado a 800) y el número de átomos que los astrofísicos calculan en todo el universo (alrededor de 10 elevado a 100).
Supongo que os reiréis (sobre todo Lázaro) de que sea yo el que hable, un lego total en la materia, sobre este asunto, y muy seguramente tendréis algo que añadir y rectificar , mucho más lícitamente, al respecto. Para eso esta el blog.
Pero, muy resumidamente aquí, mediante la escritura, pensé en la cantidad de universos, vidas e historias que el ser humano ha creado, relaciones, redes, tecnologías... Y me hizo estremecerme de incertidumbre, a la vez que de satisfacción. Ya tenía algo que decirme a mí mismo cuando prendiese la tele y me preguntase porque una mísera mota de polvo en el espacio merece la vida, cuando no es capaz de vivir consigo misma. Cuando siglo tras siglo se empeña en encontrar nuevas patologías en las que refugiarse, nuevas fronteras y muros que construir.
Hace poco he visto esta película que por supuesto os recomiendo (a unos más que otros), a parte del disco (acojonante, que ya conocéis de sobra, por mi pesadez acerca de Pink Floyd) sobre todo por sus secuencias de animación, muy al estilo Moebius. The Wall. Hoy en día, los temas sobre los que trata la película ya los tenemos más que vistos: futuros utópicos, una posible instauración de otro totalitarismo en el mundo de la democracia, la soledad, la decadencia y la pérdida de la inocencia, la niñez, etc. Pero está tratado de forma mucho más reflexiva que las aspiraciones ensayísticas de filmes como La ola, ya que el tratamiento que le da el director es ese expresionismo alemán que tanto me gusta.

Estaría bien pensar en esos resquicios de muro que hoy se usan como atracción turística, aunque solo sea como un recuerdo emotivo. No hace falta que os cite la última frase de Cien años de soledad para argumentarme
Otro aspecto que me gustó de la reflexión de The Wall, fue cómo rechaza esa subculutra que a veces tanto defiendo, toda la literatura de dorgas, todo el underground, toda las postmodernidad cinematográfica... Y no me sorprende el rechazo en sí, si no que lo haga alguien como Pink Floyd, que se ha nutrido de ella precisamente. ¿Márketing o rechazo real? Seguramente no sea más que un engaño comercial más realizado con mucho esmero para embaucar a mente simples como la mía. Por eso nunca lo sabré. Solo me queda esa sensación de desasosiego...
Aprovecho, ya que hablamos de 1989 en Berlín para hablaros y recomendaros un manga muy fresco y sorprendente: Monster. Nada de lo que yo os pueda decir sobre la trama os dirá nada acerca de él ni os quitará la sensación de: "Puff, otro manga más no, por favor." Pero estaría bien que le echáseis un ojo a sus dibujos y leer la sinopsis de alguien que os lo explicará mejor que yo, o seáse, un editor, que es su trabajo.
Nada más. Un saludo. Espero vuestras opiniones.